¡Miau! Hola, ¿qué haces por aquí? Yo soy Godi, el auténtico jefe de este negocio. Quizás me hayas visto en alguna foto… Sí, el de las ojeras, ese mismo.
Mi humana, la que vive conmigo, dice que ella es la que manda aquí. Pero si yo le dejara de ronronear encima del ordenador, esta tienda ni existiría. La pobre pasa horas y horas en el taller, mezclando cosas raras y dándole formas extrañas a los jabones. Es muy pesada, lo confieso.
Me ha tocado ver de todo. Hay días en que parece que le sale la magia, y crea unas obras de arte que me dan ganas de lamer (aunque no me deja, dice que no se come). Y luego están esos días… esos días en que todo va mal.
¿Sabías que tengo un museo de los fracasos? Sí, es el estante que está detrás de la puerta del taller, y está lleno de jabones con formas de monstruos, colores que no pegan, y cosas que ni siquiera sé lo que son. ¡Un horror! Ella se frustra, pero a mí me divierte bastante.
Así que, cuando ves un jabón en esta tienda, no solo estás viendo un producto. Estás viendo horas de trabajo, de experimentos fallidos, y de mi supervisión gatuna. Cada pieza es única, imperfecta y hecha con mucho mimo. O, al menos, eso es lo que me dice la humana para que la deje dormir.
Gracias por apoyar su pasión. ¡Y por darme una vida de lujos!
Un ronroneo,
Godi.
